¿Cómo debemos prepararnos para cuando venga el juicio de Dios? (Tercera parte)

No hay nada que pueda salvarnos en este tiempo. Ni nuestra plata, ni siquiera el oro de todo el mundo entero. Vamos a leer en Marcos 8:36

Marcos 8:36
Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?

Así es. Ganar el universo entero, el mundo entero, no es suficiente para salvar a un hombre. Pero, aunque usted sea el más pobre del mundo, que no tenga propiedades, ni oro, ni plata, incluso que tenga que decirles a las personas: “aunque me quemen, no voy a oler a moneda.”, es decir, que ni siquiera tenga una moneda en el bolsillo, aunque no tenga nada en la vida, como el pobre escrito en la Biblia, o como Lázaro que recogía solamente las migas que caían de la mesa de un hombre rico, él fue digno delante de Dios, no por hacer malo, sino por obedecerlo durante toda su vida. Es lo que nos ofrecen las escrituras, una forma de salvación que es inalcanzable por nuestra vacuidad, por nuestra ignorancia, por nuestra pobreza, por nuestro poco esfuerzo. Dios nos ofrece una salvación que es no muy cara. Se ofrece, incluso para los que no tienen dinero. Vamos a leer en el libro de Isaías, hermano Daniel, capítulo 55 versículo 1

Isaías 55:1
Todos los sedientos, venid a las aguas; y los que no tenéis dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo alguno.

¿Lo ve? Nosotros podemos comprar cosas preciosas. Hay cosas en la vida que se pueden comprar sin dinero. Como reza un dicho: “Las cosas más importantes de la vida son gratuitas”, No se compran con dinero, porque hay alguien que puede proveer nuestras necesidades espirituales. Si un pastor, no te acepta sin dinero, Dios te aceptará. Es la invitación que estamos haciendo para que ustedes tomen nuestras enseñanzas del evangelio, que son gratis. No hay que pagar nada. Como dice Pablo en 11:7 del segundo Corintios

2 Corintios 11:7

¿O cometí un pecado al humillarme a mí mismo para que vosotros fuerais exaltados, porque os prediqué el evangelio de Dios gratuitamente?

Lo que dijo Pablo: “os prediqué el evangelio de Dios gratuitamente”. Esas son las cosas en las que deberíamos haber centrado nuestra atención, no siempre en el dinero, en el trabajo. Hay gente que está muy ocupada con su trabajo. Está muy ocupada haciéndose rica, muy ocupada con las cosas de la tierra. La invitación, para ustedes, mis paisanos, es que le demos tiempo a Dios en nuestra vida. Porque cuando necesitemos la ayuda de Dios, Él también nos va a dar Su tiempo. Vamos a leer lo que está escrito en Corintios, hermano Daniel.

2 Corintios 6:2

pues Él dice: En el tiempo propicio te escuché, y en el día de salvación te socorrí. He aquí, ahora es el tiempo propicio; he aquí, ahora es el día de salvación.


Hay un tiempo propicio para escuchar a Dios y, también, Dios tiene un tiempo propicio para escucharnos, si nosotros sabemos escucharlo. Es simplemente así, el entendimiento, viene por el escuchar. Como, por ejemplo, ustedes son un matrimonio, usted va a escuchar a su mujer y su mujer lo va a escuchar a usted. Ustedes tienen comprensión, aunque a veces estén peleando. Entre Dios y el hombre, si permanecemos en silencio, Dios nos hablará, si estamos hablando, Dios nos escuchará. Es lo que está escrito en la Biblia,
en el tiempo propicio dijo Dios: te escuché te socorrí. Entonces, Dios está escuchando. Como dice en la canción: “I believe” (Yo creo): “I believe above the stone the smallest prayer, will still be heard,
I believe that someone in the great somewhere, hears every word” (Creo que encima de la piedra, la más pequeña oración, será escuchada.
Creo que alguien en un lugar grandioso, escucha cada palabra)

Eso es, lo que yo creo. Que alguien en algún lugar grandioso, escucha cada palabra, cuando oramos. Si sabemos escuchar las enseñanzas de Dios, cuando le oramos, a cambio, Él nos escuchará. Es lo que está en la Biblia. Hay un tiempo propicio para escuchar a Dios, y Dios tiene un tiempo propicio para escuchar nuestras oraciones y salvarnos. Él dijo: en el tiempo propicio te escuché, y en el día de salvación te socorrí. Escuchemos y no nos vamos a lamentar, porque escuchamos la palabra de Dios.

 

 

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